La cigüeña vino de Miami

Un acercamiento sin pelos en la lengua a la realidad de la gestación subrogada. En agosto de 2016, Luis y Pablo llegaron a Miami dispuestos a informarse sobre el proceso de gestación subrogada, una de las posibles vías que barajaban para cumplir su deseo de convertirse en padres. Casi por casualidad cayeron en el despacho de Wendy, la entrañable pero caótica propietaria de la agencia que les permitiría hacer realidad su sueño. No se imaginaban que, al día siguiente, estarían ya en la clínica rellenando un millón de formularios y haciéndose los primeros análisis como paso preliminar para iniciar el viaje más importante de sus vidas. El resto de personajes no se hicieron esperar: Alexia, la abogada de tacones infinitos; Robin, la enfermera que hace las veces de factótum de la clínica; el doctor Hoffman, enamorado de España y empeñado en chapurrear castellano Sin embargo, aún faltaba encontrar la protagonista de la historia: la gestante. Sin duda el camino estuvo repleto de obstáculos. Epidemias de zika en Florida. Resultados inesperados en los análisis de sangre. Donaciones de esperma en cuartos de baño de hospitales venezolanos desprovistos de cerrojos, con niños que gritan: «Mamá, este señor está tardando mucho». Aplicaciones en el móvil para elegir a la donante de óvulos. Wendy casi desaparecida. Un sinfín de pequeñas aventuras hasta que al fin conocieron a Salisha, la extraordinaria mujer que estuvo dispuesta a acompañarlos en su viaje y a gestar a la hija de Luis y Pablo. ¿Quién es Salisha? ¿Cuál es su historia? ¿Por qué decidió ayudar a Luis y a Pablo en su viaje? ¿No tuvo miedo de los riesgos? ¿No temió encariñarse del bebé y no ser capaz de desprenderse de él? Todo empezó con un pequeño embrión, apenas un puñado de células que se aferraba a la vida allá en su probeta. Salisha lo acogió y lo gestó con cariño durante nueve meses. La familia entera se reunió en Miami para recibir a su nuevo miembr